El destacado periodista venezolano accedió a repasar pasajes de su vida profesional
Por Susadny González Rodríguez
Su halo de general en activo y ese viso de pirata que le da el parche oscuro, so pretexto de su “visión monocular”-debido al accidente doméstico que en 1979 le dejó una cicatriz en el ojo derecho-, complementan una escenografía revolucionaria hasta para los noticiarios modernos. En ese set diseñado a su ingenioso antojo, que algunas televisoras del mundo ahora quieren emular, se desdobla como un veterano histrión, sin libreto, en una presentación performática que, si bien algunos creen un tanto estudiada, le consigna una generosa admiración -ha tenido un rating por encima de las telenovelas- y lo distancia definitivamente de los homogéneos conductores al uso.
Eso y bocadillos al estilo de “nuestra querida, contaminada y única nave espacial” le han labrado una identidad en el informativo que llega cada noche a través de Telesur. ¿Acaso el programa hace al hombre, o viceversa? Es una relación ambigua. En todo caso Dossier, “su criatura preferida”, permite acceder al ínclito periodista, al analista curtido que se aventura en una personalísima reinterpretación de “los acontecimientos en pleno desarrollo”. Pero esa es apenas la punta del iceberg Walter Martínez.