ENTREVISTA RAFAEL CORREA: un repaso a sus siete años de mandato
Por Susadny González Rodríguez
“El sol se fue volteando sobre las cosas y les devolvió su forma”, diría Juan Rulfo. Después de tanta oscuridad el amanecer se manifestó único, hace unos siete años, sobre ese paraje diverso cruzado por el paralelo cero; y la luz que irradia un hombre llamado Rafael Correa Delgado se hizo esperanza. Fue un Cotopaxi -uno de los volcanes más activos del mundo- frente al trazado histórico de colonización heredado. Era su destino ser presidente y fundar una Revolución Ciudadana, que cual Chimborazo descuella en todo el planeta y se sostiene con el mismo grado de persistencia que la fauna endémica de las Islas Galápagos; conserva la esencia sociocultural de modelo autóctono hecho al andar -el hombre por encima del capital-, para que, como en el espejo de agua del río Napo, las generaciones del mañana puedan mirarse agradecidas.
Tras la muerte de Hugo Chávez, aliados y adversarios estiman que emergió como el nuevo líder de la región. Aunque la oligarquía mediática lo tacha de nuevo caudillo, no persigue el liderazgo; “buscamos -me dice- ser útiles para nuestra patria y la Patria Grande, ni siquiera ser necesarios. Si eso requiere liderar algo, ahí estaremos, para denunciar un orden que considero no solo injusto, sino inmoral”.